El viernes pasado el clima estuvo súper feo por el huracán Patricia, como muchos saben, en varios lugares suspendieron clases y actividades laborales. Ricardo y yo decidimos que podríamos aprovechar el día para tallar una calabaza que ya llevábamos tiempo queriendo hacer.

La verdad no sabíamos si íbamos a tener éxito o si íbamos a fracasar terriblemente. Lo primero que hicimos fue ir al súper a comprar las calabazas.

Empezamos cortando la calabaza por la parte del tallo, una vez que la pieza salió, le quitamos todo el exceso y cortamos lo que no necesitábamos con un cuchillo.

Después, con la ayuda de un cuchillo y una cuchara le fuimos sacando el relleno a toda la calabaza hasta que nos quedó hueca, éste fue uno de los pasos en los que más tardamos, porque nos dimos cuenta que la calabaza seguía sacando más fibra cada vez que la raspábamos. 

Cuando tuvimos limpia la calabaza, con un plumón le marcamos la cara que decidimos que iba a tener. Ya que estuvimos conformes con el diseño, con un cuchillo fuimos cortando todo lo que rellenamos de negro; es muy importante hacer esto con mucha calma y con mucho cuidado para tener más control en el corte de la calabaza y no echarla a perder. (A nosotros se nos rompió uno de sus dientes, pero pudimos arreglarlo para que no se viera tanto el error.)

Y así nos quedo al final. Pasé un rato muy, muy agradable haciendo la calabaza y también quedé muy contenta con nuestro resultado. ¿Les gusta?